
La tecnología de inteligencia artificial (IA), como Chat GPT, está revolucionando la forma en que se crean y consumen contenido, ya que permite generar contenido creativo, como canciones, libros, artículos e incluso obras de arte, de forma automática. El uso de IA plantea una serie de desafíos para los derechos de autor ya que necesita grandes cantidades de datos (canciones, libros, artículos, imágenes) para mejorar sus procesos y es posible que se usen sin la autorización de los titulares de los derechos.
José Manuel Sendín, coordinador académico del Máster Universitario de Propiedad Intelectual e Industrial de la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja) menciona que el principal problema al que se enfrentan los artistas es el uso de sus obras sin su consentimiento. Uno de los desafíos fundamentales es la atribución adecuada de la autoría, ya que la generación de contenido por parte de la IA puede complicar la determinación de quién es el verdadero creador de la obra.
Es importante comprender que las creaciones de Chat GPT pueden basarse en grandes conjuntos de datos, lo que aumenta el riesgo de similitudes. Además, la evolución constante de los modelos de Chat GPT plantea desafíos en términos de actualización y adaptación de los sistemas convencionales de monitoreo y protección. El dinamismo y rapidez en línea que tiene la IA dificulta la detección y el control eficaz de posibles infracciones. La viralización de temas creados con Chat GPT en redes sociales aumenta el riesgo de que se produzcan infracciones de derechos de autor, ya que las obras se comparten y distribuyen de forma masiva.
Según José Manuel Sendín, coordinador académico del Máster Universitario de Propiedad Intelectual e Industrial de la UNIR, menciona que, en términos generales, los autores cuyas creaciones son utilizadas sin permiso tienen la posibilidad de solicitar la interrupción de la infracción, la eliminación de las obras generadas que violan sus derechos y, al mismo tiempo, reclamar compensación por los posibles perjuicios sufridos. Además, señala que el uso no autorizado de la voz de un artista podría constituir una violación del derecho de publicidad, que salvaguarda contra la explotación comercial no autorizada de la identidad de una persona. Si la inteligencia artificial utiliza la voz o el arte de un artista sin autorización, podría considerarse una infracción de los derechos de autor.
En general, la legislación de derechos de autor se basa en la premisa de que la creatividad humana es la fuente de las obras protegidas. Sin embargo, en el caso de obras generadas por IA, la autoría es atribuible a la máquina, planteando interrogantes sobre la titularidad y la duración de los derechos. Actualmente, no existe consenso internacional sobre el alcance legal de los derechos de autor para obras generadas por IA.
