La importancia del amor y la amistad

Por: Noemí García Sanjuan, directora de Desarrollo Académico Internacional de la Universidad Internacional de La Rioja.

Los vínculos de amor y amistad son de una extraordinaria relevancia a lo largo de toda nuestra vida. Como muestra de ello, vale la pena señalar el hecho de que desde nuestro nacimiento necesitamos vínculos de seguridad que nos ayudarán a sobrevivir y a desarrollarnos de manera adecuada.

Las primeras figuras de referencia (habitualmente madres y padres) colaboran en la configuración de nuestros estilos de apego a través de sus muestras de amor y cuidado. Ya Bronfenbrenner (padre de la teoría Ecológica del Desarrollo Humano) expuso cómo todo niño necesita que alguien esté “loco por él” y recibir ese afecto, esa seguridad que además sentará las bases para sus relaciones afectivas futuras en forma de amistad o relaciones de pareja.

Después de ese primer amor procedente de la familia, encontramos las relaciones entre iguales a edades tempranas: los entornos sociales de las figuras primarias de referencia y el acceso a la escolarización nos ponen en contacto con otras niñas y niños con los que empezaremos a construir esos nuevos vínculos. Los seres humanos necesitamos sentirnos parte de un grupo, conectar con otros y establecer relaciones interpersonales. De hecho, a medida que se aproxima la adolescencia, la familia pierde protagonismo en pro de las amistades; todo un proceso natural que en ocasiones madres y padres viven con dificultad. Sin embargo, es necesario transitar esta etapa: las amistades tienen un papel fundamental también en el desarrollo en su rol como modelos. Un indicador relevante de su importancia es cómo hallamos mayores niveles de autoestima, más competencias sociales, habilidades y recursos personales en aquellos adolescentes que tienen un círculo social más numeroso, más vínculos de amistad. El autoconcepto y la identidad personal se configura también en función de la vinculación con iguales. Los beneficios en el corto, medio y largo plazo son tan relevantes que aquellas personas que establecen relaciones de amistad basadas en el respeto, el afecto y el apoyo mutuo pueden incluso compensar y construir la base segura que tal vez no pudo establecerse en la primera infancia.

Y tras estas primeras experiencias de relaciones de amistad, donde algunas perdurarán a lo largo de los años (y se sumarán a otras nuevas) y seguirán siendo una fuente de comprensión, apoyo y afecto, nos vamos acercando al momento evolutivo en que aparecen las primeras relaciones de pareja. En palabras de Boris Cyrulink (considerado uno de los padres del concepto de “resiliencia”): “el primer amor es una segunda oportunidad”.

Gracias a estas primeras experiencias se pueden construir nuevas y positivas representaciones, ya que es muy frecuente que a través del amor se mejoren los estilos afectivos que se han aprendido a lo largo de los años de desarrollo. La elección y la configuración de una pareja conlleva una conexión profunda, el establecimiento de una relación de confianza y soporte mutuo entre dos personas, basado en un sentimiento de amor.

El amor, los afectos, se encuentran en la base de las relaciones tanto de pareja como de amistad. Ambas tienen un papel muy relevante en la vida de las personas en cualquier momento del ciclo vital y requieren del cuidado por ambas partes para que estas reporten los beneficios que han sido identificados en ellas para los implicados. No obstante, lo anterior, es importante alcanzar relaciones sanas y equilibradas, basadas en la reciprocidad y el respeto. Frente a esto también identificamos algunos enemigos, como los “mitos del amor romántico”. Estos hacen referencia a cómo se entiende que ha de ser una relación de pareja, de donde se derivan expectativas (incluso idealizaciones) que dificultan la formación de relaciones sanas y contribuyendo a la naturalización de dinámicas o comportamientos que dañen a una o ambas partes de la pareja.

A pesar de todo, parece haberse instaurado un cierto temor a los vínculos, a comprometernos con el otro tanto en relaciones de amor como de amistad. Desmontemos ese miedo, entendamos cómo estos vínculos sanos de amistad y amor a lo largo de la vida ayudan a que esta sea más plena y feliz.

La propia Universidad de Harvard comprobó, a través de un estudio longitudinal durante 82 años, que la calidad de vida de las personas está en función de sus vínculos. Cuidemos de ellos; celebremos su existencia: Feliz día del Amor y la Amistad.

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